Dios está en los límites como anuncio de - y llamada a- la superación de todo límite.
Para gran parte de nuestro mundo intelectual, Dios es indisociable del proyecto mítico. Dios es el mito máximo. Desde esa mentalidad se ha escrito que "la historia llamada contemporánea se escribe sobre la derrota de Dios". Después de Galileo, ya no era necesario para mover los cielos, Hobbes y Cromwell lo expulsaron del derecho; Kant, del conocimiento; Darwin, de la naturaleza.
Esta Situación intelectualmente inhóspita para el tema de Dios puede tener, sin embargo, un efecto positivo: devolverlo al espacio áspero, pero vivo, de la pregunta. De la pregunta por lo que es Dios y por los caminos en que pueda hacerse encontradizo. Y, ¿ qué cosa inteligente y honesta se puede hacer en torno a Dios si no es preguntar por Él, ponerse a la escucha de lo que Él quiera decirnos, de lo que la varia, confusa y siempre ambigua realidad nos diga -o nos calle- sobre Él?
